Con motivo de la conmemoración de los 72 años de fundación de la Organización Mundial de la Salud y 74 años de la celebración de la Primera Asamblea Mundial de la Salud en la ciudad de Ginebra, Suiza, cada 7 de abril festejamos este Día Mundial de la Salud.

Con el slogan: “Nuestro planeta, nuestra salud”, este año 2022 la agenda de la OMS le propone al mundo poner atención a la relación que existe entre el cuidado de la tierra y la salud humana. Recordemos que una buena salud ha sido definida por la OMS como el “estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Visto desde esta perspectiva integral, la salud humana está directamente relacionada con el medio en donde se desarrolla la vida, en nuestro caso: la naturaleza que nos provee de alimento, agua y oxígeno para respirar.

Hoy, en el Día Mundial de la Salud 2022 se “llama la atención sobre las medidas urgentes que se necesitan para mantener la salud de los seres humanos y del planeta e incentivar un cambio para que las sociedades se preocupen del bienestar” (OMS).

En respuesta de ello, recientemente la Fundación Banco Nacional de Sangre Hemolife reafirmó su compromiso con el cuidado de la naturaleza. En el artículo “Hemolife comprometida con el ambiente y la sostenibilidad”  socializamos nuestro más reciente logro en materia ambiental: la obtención del certificado en nivel III en los Sistemas de Gestión Ambiental, otorgado por la máxima autoridad local, la Secretaría Distrital de Ambiente.

Sin embargo, las acciones en pro del cuidado del planeta nunca son suficientes, ya que diariamente aumentan las cifras de enfermedades y fallecimientos por causas relacionadas al ambiente y como consecuencia de la crisis climática y sanitaria, que es la mayor amenaza para la salud que enfrenta la humanidad. Por ello, “La OMS calcula que, cada año, se producen más de 13 millones de defunciones debidas a causas ambientales evitables (…) La crisis climática es también una crisis de la salud.”

La crítica situación mundial producto de la pandemia por COVID-19 ha demostrado la excelente capacidad organizativa de la ciencia y los gobiernos cuando se trata de alcanzar un fin común. Es momento de continuar fortaleciendo esta relación con acciones concretas que generen un impacto positivo en el planeta y nuestra salud.